jueves, 6 de enero de 2011

Deseos para una noche

Queridos Reyes Magos:
Este año no os voy a pedir nada. No quiero que me traigáis nada. No quiero nada material, no quiero nada para el espíritu. Mi alma por unos días no va a necesitar nada, echaré mano de la despensa que tan copiosamente he llenado durante los últimos meses e intentaré apañarme con lo que en ella hay.
Sí os voy a pedir, en cambio, que cuando ya tengáis vuestros sacos de sueños vacíos, cuando ya hayáis repartido todo lo que en ellos trajisteis, los volváis a llenar con unas cuantas cosas que nos están sobrando.
Con ellas no sé qué podéis hacer, tal vez desintegrarlas con vuestros poderes mágicos, quizá transformarlas en materia, en energía renovable, no contaminante. Igual podéis volver a convertir todo eso inservible en sueños e ilusiones, con los que volver a alimentar las almas vacías de los hombres. A lo mejor, como la materia no se crea ni se destruye, vosotros podéis tener la amabilidad y el acierto de coger todo lo que os voy a decir y convertirlo en esos deseos que los hombres de poca fe y malos hechos han ido perdiendo por el camino a lo largo de los últimos años.
Tal vez no os moleste llevaros la desesperanza, esa que hace que la gente piense que no es posible alcanzar lo que desea, esa que hace que las personas hayan dejado de luchar por sus sueños dando todo por perdido.
También podéis hacer desaparecer el miedo, ese que atenaza los corazones volviéndolos cobardes.
La desilusión, para que la gente joven vuelva a tener ideales, para que tengan energía suficiente para pelear y lograr lo que anhelan.
Cambiad el conformismo por rebeldía, no la que se queja, protesta, critica y condena todo. Si no esa rebeldía que mueve cimientos, que tambalea los esquemas impuestos para buscar la verdad, lo que vale, lo que importa en la vida, que tal vez no es el dinero, ni el poder, ni la vida cómoda sin más.
A lo mejor, podéis ser tan amables de llevaros en ese saco sin fondo el maltrato a la mujer o a cualquier persona débil, para cambiarlo por respeto.
Siempre me he preguntado, como no os lleváis cada noche del seis de Enero el hambre de los niños, la enfermedad de los niños, la muerte de los niños... Cómo no arrasáis con los hombres que permiten la miseria de los niños, el trabajo de los niños. La verdad es que me gusta esta noche, pero para poder disfrutar un poco de ella tengo que hacer una vista muy, muy gorda a todo lo que hacéis mal a lo largo de estos veintiún siglos de existencia.
Yo quiero creer, ya no sólo en lo mágico de ésta noche, me gustaría creer en la bondad del Hombre, pero cada vez lo tengo más complicado. Reconozco el buen hacer de algunas personas, hombres, mujeres, pero a groso modo es cada vez un acto de fe sin límites creer en el género humano.
Por eso, tal vez en esta noche del seis de Enero del año 2011, podríais ser tan amables y tan consecuentes de llevaros todo eso que nos está haciendo la vida imposible. Si no es mucho pedir. Prometo poner ración doble de zanahorias para los camellos y doble copita de anís para vosotros, además de caminito doble de caramelos hasta el cuarto de los niños por si os apetece alguno.
Besos y abrazos, maría.

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