lunes, 20 de febrero de 2012

Riqueza


Me pasa una cosa muy curiosa. Cuanto menos tengo, más rica me siento. Porque cada peldaño que he bajado me ha servido para asentar más los pies en la suelo. Tal vez cuando camine descalza y sienta la energía de la tierra subiendo por mis piernas, inundando mi cuerpo sea yo misma de verdad, sin adornos, sin afeites. Me siento como un folio blanco donde poder escribir versos, hermosas historias, canciones de amor, el teatro de la vida. Me siento como un lienzo blanco, donde poder dibujar con pinceladas suaves un maravilloso paisaje de mar, o la colina majestuosa de la Alhambra. Siento que mi alma es una esponja, impaciente por empapar tantas cosas que querría aprender, experiencias no vividas que los demás me cuentan y que yo quiero disfrutar, aunque soy consciente de que no puedo recuperar el tiempo perdido, precisamente por eso quiero no perder más ni un minuto en no vivir.
Pensé que nuca más podría tener amigos, y me equivoqué, sólo tengo que buscar en otros lares, en otras plazas, porque siempre hay gente dispuesta a compartir, necesitada de dar calor y de recibir sonrisas. Estoy contenta, porque cuanto menos necesito más llena me siento.
Dijo Violeta Parra: Gracias a la vida, que me ha dado tanto... Sólo hay que observar lo que nos rodea y descubrir todo lo bueno. Aprender de las malas experiencias es una virtud que cada día cultivo mejor y que cada día me da mejores frutos. La vida es una gran escuela donde todos podemos ser alumnos y maestros. Sólo hay que ser generosos para regalar lo que sabemos y humildes para aprender lo que ignoramos. Es un trueque muy sencillo, al alcance de todos. Sólo hay que tomar asiento al lado de quien nos puede enseñar, abrir muy bien los ojos y aguzar el oído. Siempre, siempre aprenderemos algo nuevo y maravilloso.