miércoles, 8 de diciembre de 2010

Luces


Los días se suceden, unos detrás de otros. La monotonía no deja espacio para nada más, cuando las calles se alegran a la fuerza luciendo brillos recortados por la falta de presupuesto, cuando los escaparates lucen llenos de cosas que mucha gente no podrá comprar, cuando el que tiene guarda y el que no tiene añora, cuando la vida quiere seguir como si nada pero la nada lo inunda todo...
Llega la Navidad ya a los grandes almacenes, a las tiendas chicas y grandes, a las casas de mucha gente, al mundo civilizado y católico. Incluso muchos de los que se declaran agnósticos, ateos, a- lo que sea, los que creyeron en Dios y ya no creen, los testigos de Gehová, los que nunca fueron a misa aunque estén bautizados... Casi todo el mundo celebra el nacimiento de un personaje que dicen que realmente existió y del que escribieron sus memorias cada cual a lo que le convino y a partir de ahí se lió la que se lió.
Todos quieren ser felices durante escasos quince días, hacer como si nada, comer como si no lo hubieran hecho nunca, gastar como si sobrara, atiborrar de juguetes a niños que no los quieren, no los usan o quieren otros distintos...
Todo es un sin sentido, todo es un desquicie de locura, todos queremos tener estos días para gastar y ser felices a la fuerza y parecer lo que no somos y comprar lo que no necesitamos.
Es en estos momentos, como en muchos otros, cuando me gustaría desaparecer del mapa, cuando me gustaría esconderme en un rincón apartado del mundo, donde el silencio sólo fuera roto por el ruido de pájaros, donde el aire oliera a primavera, donde no hiciera ni frío ni calor, donde todo estuviera tranquilo y nada sobresaltara mi alma inquieta.
Porque me duele tanto derroche, me duele tanta lucha absurda por no sé qué cosas, porque la gente miente y falsea, no es lo que parece y parece que es lo que no es.
Es en estos días absurdos cuando me gustaría ser capaz de romper con todo y faltar a la cena de Noche Buena y no comprar regalos de Reyes y no celebrar fin de año con doce estúpidas uvas y una carísima botella de Champán, y no hacer como si la vida pasara sin pena ni gloria por las casas de la gente corriente.
Cada día dudo de si pertenezco a este planeta, cada día pienso que soy un alma extraña atrapada en un cuerpo corriente, en una vida corriente...

1 comentario:

  1. A ver... Hay muchas Noches Buenas a lo largo de todo el año... Quizá no sepamos apreciarlas, quizá pasen desapercibidas... Hay muchos regalos a lo largo de la vida, aunque a veces no los creamos como tales... (Lo de las uvas no tiene perdón...)
    Me gusta esta época porque, quizá, porque aunque no para todos, si para muchos es época de reflexión, de balance, de propósitos... que deberían hacerse cada mañana, cada día, a cada paso... pero como no se hacen... qué menos que quince días al año...
    El que los quiera desperdiciar en hipocresía, derroche, champán caro y demás... Él se lo pierde.
    Eres un alma extraña, puede ser... pero tu vida, que es la de tu alma... jamás será corriente... será cómo tú quieras que sea :) Un beso, te quiero.

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