martes, 14 de diciembre de 2010

Llora Granada


Llora triste la guitarra, largo lamento por las calles de Granada. El Albayzín se quedó solo, ya se quedó sin voz el barrio moro de la ciudad de la Alhambra.
Afligidos los gitanos, van errantes por si algún quejío se escapó y pueden abrazarlo fuerte, por si Enrique no se marchó, por si están soñando y lo vuelven a encontrar tomando café en El Pasteles.
La voz de la Poesía se ha apagado para siempre. Lorca lo recibirá con los brazos abiertos, para juntos poner el alma y la música allá donde quiera que se encuentren.
La estrella que tanto buscó, iluminará su camino hasta guiarlo a ese “mundo sin mentiras, con menos odio, más clemencia y más piedades”. Desde allí “disipará las nubes negras que nos acechan y abrirá un mundo nuevo sin fusiles y sin venenos”.

El sentimiento se hacía cante, la voz salía de su garganta para derretir las almas, para llegar hasta el corazón de todo el que amara la Música.

No es fácil ser grande y humilde a la vez pero él lo consiguió. Fusionar el flamenco con otros aires, recibir grandes premios y reconocimientos para luego comprar unos zapatos en el “mercaíllo” de la Plaza Larga, reír con sus vecinos, formar una familia y vivir en el barrio que le vio nacer. Ser de corazón grande con los humildes y no olvidar sus orígenes fue su virtud más loable.
Unir la poesía de Miguel Hernández, García Lorca, los Machado, Lope de Vega, Bergamín, San Juan de la Cruz, Guillén o Rafael Alberti con el duende del flamenco fue uno de sus logros.
Pero ya duerme sin fin...” Porque la muerte es implacable y, dicen las malas lenguas, siempre se lleva prematuramente a los mejores. Ya se lo llevó con ella, para que le cante al oído: “La Alhambra lloraba”
Por las gradas sube “Enrique”
con toda su muerte a cuestas.
Buscaba el amanecer,
y el amanecer no era.
Busca su perfil seguro,
y el sueño lo desorienta“
Sé feliz allá donde te hayas ido, no me cabe duda, de que estés donde estés ha comenzado la fiesta.

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